lunes, octubre 10, 2005

BANDERA, POESÍA Y ESCATOLOGÍA

A algunos amigos les digo que no esperen que yo defienda la libertad de expresión en lo que resta de este país, defendiendo el caso de Sergio Witz, un autoproclamado poeta por quien (por otra parte) siento una gran ternura.

Por lo que he leído de él, Witz es un intérprete astuto de las leyes de la mercadotecnia, aunque como poeta brille tanto como un tapón de cocacola light. Su texto sobre la bandera nacional ya se hizo notorio y no voy a transcribirlo aquí simplemente por malito.

En la búsqueda de escaparates, algunos candidatos del arte son capaces de combinar magnesio con vinagre y alta costura con lecciones de escatología. Yo me atengo a los juicios de individuos entrados en años como Raúl Anguiano (el pintor) y Nacho Trelles (el único) que a fuerza de fracasar y a veces comer únicamente un porcentaje de lo indispensable, han aprendido a valorar la labor creativa desde el sudor y el aprendizaje. No me vengan con que untar mierda en papel maché es arte plástico; que tocar el piano con las patas es música y que licuar periódicos es hacer literatura.

En relación al texto de Witz sobre la bandera, pienso que el versador tomó el camino fácil, el de la diatriba al extremo, el de echar limón en la fístula, por favor. Además ya tenemos a nuestro niño terrible, el licenciado Guillén, la mejor exportación de nuestra pequeña burguesía a la Revolución posmoderna (la indígena de internet), las parodias salen sobrando.

Por otra parte, la bandera me simpatiza. Sus colores de sandía hacen que se me haga agua la boca y hasta me parecen básicos, el águila real es un ave en vías de extinción, ¿para qué acelerar su desaparición, la serpiente de cascabel es un excelente antídoto para males reumáticos y el nopal con chile colorado es riquísimo. De modo que no le veo oficio cambiar de símbolo patrio. (Ahora, pensar en un país sin bandera, pues como que me suena a dueto de músicos llorones).

Sí, pese a algunos de sus apologistas trasnochados, y a pesar de otros que la sueñan como blasón familiar, la bandera me simpatiza bastante, es mucho más ingeniosa y elaborada que la de Francia, Japón, Alemania e Italia, por ejemplo.

Y, por otra parte, como que los renglones de Witz no alcanzan ni para comprar una rockaleta. Creo firmemente que este país no va a cambiar quemando la bandera.
...

10 comentarios:

edilberto aldan dijo...

Eres bueno con Witz al sólo mencionar que se autoproclama poeta... Pero lo cierto es que más que la defensa del señor Witz se trata de la defensa de la libertad de expresión... mmm, algo así.
Aquí y allá hay varias iniciativas, a ninguna me he unido porque en todas ellas hay que defender al poeta meón y, sinceramente, eso es algo con lo que no puedo.
Y si te simpatiza la bandera, bueno, podemos coincidir en eso (que a quién le importa ¿verdad?) pero de ahí a que sea el más alto valor hay un buen trecho.

Un abrazo grande

ángel dijo...

El poema no es un poema, no merece ni por error ese calificativo. Pero más allá de consideraciones estéticas, privar a un ser humano de su libertad por expresarse sobre cualquier representación simbólica es a todas luces condenable..

Magda Díaz Morales dijo...

Yo ya lo hubiera metido a la cárcel desde cuando, pero no por lo que dijo de la bandera (a mi me gusta también), sino por darse publicidad escribiendo semejante bodrio. Por otro lado ¿libertad de expresión?, no se... En el blog de Guillermo Vega comentamos sobre esto, y creo que una cosa es la libertad de expresión, que debemos de tener todo el derecho, y el otro es el insulto. Parece que es dificil comprender los límites entre una y otro. El discurso puede decirse de muchas maneras, pero para llamar la atención, este señor usó el insulto, porque de otra manera no hubiera logrado ser visto.

Muchos saludos.

Ektor Henrique Charkomen dijo...

CONFESIONES DE UN FRUSTRADO

PRIMERA PARTE

Yo recuerdo cómo desperdicié mi adolescencia en pendejeces; simón, yo jamás asistía a clases, era un perfecto tlaconote nadando en su babaza; y no se diga ya de asistir a un cursito de redacción; jamás fui a algún taller literario. Procuré ser un culturoso, pero debido al cúmulo de traumas y complejos me fue imposible, por eso vivo en el umbral de un chiquero. Tan grande es mi complejo de inferioridad que yo mismo acabé por mandarme a la chingada. ¿Será por eso que me da por pendejear a los compas y traicionarlos a la primera revirada oportunista que se me presenta?
Qué jodido estoy, mientras gente tan culta como Yépez o Rafadro aprendían a escribir y a sentar precedentes «culturosos», yo me la pasaba en mariguanadas, taloneando mayates y chingando a medio mundo. Por eso es que escribo tan culero.
Qué mugrero de vida me dieron mis putos padres. ¡Hijos de la chingada!, no supieron orientarme. Pero eso sí, se juntaban esos güeyes a quienes yo malamente presumo como mis progenitores, poniéndose los cachos uno a otro; mi jefa cogiendo con el vendedor de agua, con el gasero, o con vendedor de biblias y évrivari; mi jefe, bisexual y travestido, practicando el duro el ejercicio de la jotiada. Siempre me dieron ganas ser igual de joto que mi papi, de asaltar por los huevos a cualquier macho, saludarlo estrujándole el pito como saludan algunos europeos. Jijiji
Esto que les cuento es solamente una pequeña dosis de mi pendejez crónica que padezco de modo irremediable, no tengo lucha. Toda mi dignidad y orgullo valen verga, y a mi autoestima la traigo debajo de la suela de los zapatos. Me encantaría que alguien tan felón y trucha como el Charco den me rompiera a jeta a putazos. Hay que reconocerlo, el bato está cabrón…
Lo que admiro de ese güey del Charco —a parte del pegue que tiene con las morras— es su talante de majadero; yo, a su lado no soy más que un pobre diablo desangelado y debilucho. La envidia (oculta admiración) que le tengo al bato me hace acudir a sinrazones freudianas para atacarlo. Pero aquí, me duele decirlo, con gran dolor anal, hago hincapié para decir que, a pesar de que me ha exhibido ante la culturosada local como un vato pitero y sarra, le guardo afecto. A veces me dan ganas abrir el hocico y gritarle a medio mundo lo mucho que admiro al Charco men. Pretenden; abrir mi sesera y rumiar: “Charco men, estás bien cabrón, cómo te admiro, güey”.

Por ahora es todo, después les platicaré porque decidimos mi exnovia y yo no arrojar por el resumidero el producto de nuestros devaneos sexuales y porque brinqué del onanismo a las prácticas sodomitas. Chao.

nacho dijo...

Edilberto: Ni al caso abrigar una campaña en defensa de la libertad de expresión. Siempre se gana la batalla pero se pierde la guerra.

Angel: La libertad de expresión es una paradoja. Igual tendríamos que otorgar libertad a los magistrados que expresan juicios críticos literarios. Es un contrasentido.

Estimada Magda: Me gustó eso de "Yo ya lo hubiera metido a la cárcel", je. Apoyo una ley contra la bodriedad.

Maese Éktor Henrique: nos estás cotorreando con una parodia del Guzmán de Alfarache: el padre joto y la madre ligera de suelas, je.

Saludos y vuelvan.

fenririel dijo...

Noo, la bandera de Japón es bonita, es minimalista y representativa de la mitología de su pueblo y de su nombre y lengua, al igual que el nopal y el mito de la fundación de la Tenochtitlan que se plasma en nuestra bandera tricolor. Ordinarias las de Francia e Italia, de acuerdo.

¡Saludos!

Ektor Henrique Charkomen dijo...

Una saludadota carnal, ese de las camisolas tristonas.
Usted mejor se debería dedicar a «echar la suerte» que escribir, dio uté en el clavo con lo de Guzmán de Alfarache (ese libro tan evindiado por don Francisco de Quevedo que lo llevó a escribir El Buscón). Súmele ahora El lazarillo de Tormes, pero por la vía directa del autor de Periquillo Sarniento.
un hasta luego
que le parece su nuevo paelativo
El Chona Vergaca que es lo mismo que en simil y palíndromo del Nacho Mondaca.

Santiago dijo...

Una frase que me quedó grabada de no sé dónde pero que me gustó era que "no es que ninguna bandera merezca una gota de sangre, es que no merecen una gota de orina". Lo cual un poco viene al caso, por lo de "insulto". Malo insultar a una persona, no a un símbolo. Por malo que sea el poema, y por vil que sea la estrategia publicitaria, el señor tiene derecho de decir que la bandera le vale madres y es una porquería, igual que otro de decir "pues tu poema también". La cosa es que ya logró lo que quería, igual y le cuesta una multa que pagará una "asociación de amigos" y pronto estará dando conferencias por todos lados. Por cierto, ¿se dan cuenta de que le estamos haciendo publicidad? Y justo estamos hablando del tipo y la bandera, no del poema, que es lo que le conviene.

nacho dijo...

Fenri: Tamos de acuerdo.

Éktor H: Falta incluir La lozana andaluza en la trilogía pícara.

Santiago: Es verdad, en un país donde carecemos de mucho, optamos por hablar de lo poco, son mecanismos de distracción involuntarios. Je.

Roberto Iza Valdés dijo...
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