martes, octubre 11, 2005

LA LEYENDA DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN.
NOTICIAS DE UNA ALEGORÍA INCONCLUSA.
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___La libertad de expresión es una putita escurridiza. Abrazó la profesión en París a principios del siglo XIX aunque luego se convirtió en trotamundos. Creó fama y se echó a dormir. Por España no se paró hasta bien entrada la década de 1970s, y eso los fines de semana.
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___A fines del XIX, Èmil Zolá pridió recompensa por ella en la primera plana de un periódico parisino; el hecho no fue del agrado de las autoridades y, de todas formas, la chica no se apareció por ahí.
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___Por las mismas fechas, algunos escritores, como Oscar Wilde, se vieron perseguidos por sus pensamientos y sus acciones, y otros, como Franz Kafka, prefirieron guardarse en el grueso caparazón de su propia escritura, sabedores de que la libertad es una guerra de guerrillas del intelecto que requiere paciencia y sangre espesa. Nabokov y otros resistieron la oscuridad y la parafernalia burocrática detrás del oficio resignado de narrar. De otra manera, Camus, Valéry y Sartré levantaron atalayas en defensa de ellos mismos enmedio del tráfico de la modernidad y de la Guerra.
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___Los Estados la consagran en sus códigos, pero, actualmente, esperanzada, la mayoría de los burdeles espera la llegada de la chica libertaria que no aparece.
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___Los escritores se preparan para lo peor. Dirán sus cosas pese a todo, usando su derecho inalienable y arriesgando el cascajo, pero por la Providencia, ilumínense y escriban algo que valga la pena ser censurado.
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4 comentarios:

fenririel dijo...

Exactamente, no por mierdas proclamadas a sí mismas.

El problema es que la censura se comienza a abaratar con todo este asunto de la sacrosanta bandera, caray.

¡Saludos!

Carlos Mal dijo...

La censura, la imprecación, el castigo y la injuria son como coronas de laurel para los escritores nuevos. La buscan, la desean. No nos hagamos los mártires. Todos quisiéramos ser Salman Rushdie.

Santiago dijo...

Sólo que el Rushdie es un escritorazo. Pero sí, quizá sin pena de muerte no lo conocería. Lo que sí es que Los versos satánicos no es ni con mucho lo mejor suyo, están los hijos de la medianoche y el ultimo suspiro del moro para mi gusto mucho más arriba.

La cosa no es que te censuren, sino justo que valga la pena ser censurado. Y los censores, que no sean pendejos y dejen pasar los poemitas que nadie iba a ver, en lugar de rasgarse las vestiduras.

nacho dijo...

Gracias por visitar: Fenrirriel, de acuerdo, pero ya escribe.

Carlos, la fama debe ser una consecuencia de la calidad, no del escándalo barato. Je.

Santiago, pues sí, pero dejemos intacto el derecho inalienable de los censores a ser pendejos, ¿de qué sirve censurarlos? El papel de escritor es ser una atalaya de la ironía, un resguardo de aquello que nadie pueda acallar.

Gracias por visitar y comentar. Saludos.