jueves, noviembre 24, 2005

CUADROS DE VIAJE

De no ser por la llamada de Claudia, hubiera perdido la oportunidad de conocer Las Vegas. No es un lugar tan lejano pero tratándose de tipos como nosotros, pensábamos en aquel momento, un viaje por carretera llevaría más de tres días. Los mismos que tardó Fernando en llegar desde Calcuta para hacer su trabajo. Según eso, con el cambio de horario, además, hubiésemos tenido que esperar al menos ocho horas para nivelar su metabolismo al tiempo de las Rocallosas. La verdad esas cosas yo no las pensaba, pero Alfredo siempre andaba sacando cuentas y haciendo cálculos.

La voz de Claudia se escuchaba lejos. Y lo estaba, estaba muy lejos, pero era como un salvoconducto a nuestro encierro y aunque el pago era cuestión de horas, no podíamos desatar el nudo que nos oprimía la garganta.

Al rato, sonó el celular. Eran ellos. Ya había acuerdo por fin y estábamos listos para salir. Es lo que dijo Alfredo. Así nomás, como si fuéramos a pasar el fin de semana allá apostando unos dólares. Pero no era el caso. Había que comenzar el viaje llevando al señor escondido en la van. Fernando llegará y se encargará del resto. Era lo que pensábamos. Así fue que conocí Las Vegas.

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