¡BLOGUEROS DE TODOS LOS PAÍSES, REUNÍOS!
Perdón, perdón, esto debería haberlo posteado ayer pero llegué cansado y trasnochado. Cuando me bajé del carro mi cuerpo era una cruz gamada, retorcido de manejo y tedio peregrino. El vidrio del auto lucía un carnaval de insectos voladores que se encontraron con el cementerio equivocado. Unos 2000 kilómetros de ida y vuelta a TJ y otras escalas menores. Me tocó lluvia y frío desde TJ hasta la Rumorosa; extrañaba ese clima sorpresivo y cambiante.
El ansiado encuentro del TJBF fue eso: un encuentro de blogueros. Pasos inéditos hacia un propósito también inédito e informal. Caras nuevas de páginas viejas. Recorrido por las entrañas hepáticas de la ciudad limítrofe. Cotorreo ambientadísimo con nuevos templetes en vivo, al amparo de cervezas de todas las marcas y las rockolas que se disputaban a Jose Alfredo y a Zeppelin, a Kravitz o a Los Fabulosos Cadillacs. Vecinos de tags, camaradas de e-mail, ojos de posts personales, ahora todos juntos por un mismo boleto noctámbulo. La diversión no exige cover: paladas de gusto al encontrar rostros de carne y hueso donde sólo conocíamos sopa de letras y ocurrencias al mayoreo. Bloguería pura sin más compromiso que seguir bosquejando puentes sobre la azotea de nuestra cotidianidad. Rodadas nuevas sobre un camino reciente y desconocido. El paisaje invita a continuar. No hay destino aparente ni distancias determinadas, sólo la flecha que indica proseguir. Rafa es el DJ que mezcla todo con una sonrisa; la gente se deja llevar y todos disfrutan el momento que se acaba antes de percatarnos que sólo las fotos capturarán el vago suspiro que se esfuma. Charlé con todos cuanto pude, especialmente con Rafa y con mi padrino de andanzas cibernéticas, H.Yépez. Aún así, me quedé con ganas de conocer a algunos y a algunas. Otra vez será. Nanilka, Mauro, Miss Arqui, Tambor, Julio M., Aymée (Coti), Kosteñita norteña, Omar P., Juan C., Proyecto 3, Paty Boo, Jazmín, Donnadie, etc. (disculpen las omisiones), todos, un cotorreo memorable. Guarden neuronas para la próxima reunión bloguera. ("Dí la verdad, Humprey: que no sabes bailar". -Bueno, nadie preguntó-).
También estuve con mis amigos cantantes de TJ; me llevaron a conocer el Café La Ópera (en el corazón de la colonia Libertad), me gustó por su originalidad y su gran arsenal fílmico. Este es un verdadero café internet: hay café de todos sabores, nacionales y extranjeros; uno mismo lo muele y lo prepara. Interesante idea al ritmo de Rigoletto y de tres tenores negros que parodian el éxito de otros.
Hubo tiempito para repasar algunos problemas de geometría y discutir de metafísica con José P., ese talento innato que además es un excelente anfitrión (claro, ayudado por las gorditas de maíz recién hechas que prepara temprano su mamá). Maloro nos contó sus peripecias en la ópera de San Francisco y puso sobre la mesa la demostración de que la voluntad pude bajar sueños de las nubes.
Un viaje redondo por donde quiera vérsele. Mis bulbos (incluyendo el raquídeo) llegaron contentos y mi hipófisis declara que lo volverá a hacer.
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