martes, mayo 20, 2003


LA MUSICA LE ROBÓ A LA ARQUITECTURA EL TERMINO IMPOSTAR

Impostar es un término que los maestros de bel canto suelen aplicar a la voz "colocada", es decir, a la voz que se apoya especialmente en los huesos de la cabeza de forma que la emisión del sonido se optimiza. En tal caso, se hace más eficiente la respiración, se mejora el volumen, la brillantez y el vibrato de la voz. "Voz de cabeza", suelen también calificarle los enterados. Es una voz que no ocupa micrófono para escucharse hasta la última butaca de un teatro. Esta técnica comenzó a desarrollarse en Europa desde hace siglos, pero fueron los italianos quienes sistematizaron su estudio y cimentaron a partir del Renacimiento una teoría que hasta hoy ha demostrado ser la más efectiva.

La música toma de la arquitectura el término impostar, que en italiano significa apoyar un arco sobre una columna (en el argot arquitectónico). Y el símil no es gratuito pues se corresponde con el apoyo de la columna de aire, proveniente de los pulmones, que conduce el sonido vocal para expandirse a través del arco que es la cavidad bucofaríngea, desde la faringe, pasando por el velo palatino y el paladar hasta la punta de los dientes incisivos superiores. De ahí el sonido se "transmina" hacia los senos frontales, paranasales y esfenoidales (formaciones porosas que sirven de caja de resonancia o amplificadores) y se proyecta hacia afuera con una calidad y volumen especiales. La voz "corre" en el teatro no sólo por su volumen sino por el vibrato especial que adquiere mediante este ejercicio (técnica italiana). Los cantantes de ópera hacen suyo este principio físico.

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