viernes, mayo 16, 2003

VIERNES DE ABONOS, ARRAS Y ANILLOS

Hoy viernes la socia y yo vamos a ser padrinos de boda. Ya les advertimos a Tito y a Marcela, los novios, que se habían equivocado de elección y que rondan por ahí cientos de parejas con mejores horizontes económicos que los nuestros. "¿En dónde?", dijeron al unísono. Y sí, ya pensándolo bien, es notable que la situación económica hace prohibitivos los padrinazgos. Aún así, viendo nuestra endeble prudencia precautoria, ellos insistieron en la petición y nosotros, afectuosos y querendones que somos, no nos hicimos más del rogar, son grandes amigos y compañeros del coro de la Unison. De todos modos andamos viendo si les juntamos algo, de perdida para que paguen sus peseros unos tres meses.

Así que ya se imaginarán. Estos días la socia ha ido y venido tratando de conseguirse un vestidito presentable para el acontecimiento, tampoco se trata de ir de mezclilla. Luego comenzó una perorata acerca de los "accesorios". Órale, yo le dije que en la refaccionaria Atlantic de mi amigo Rafa Lagarda encuentra desde un tornillo hasta un guardafango de Vochito.

En estas cosas soy muy atolondrado, apenas ayer me enteré de que la misa va a ser en la mismísima catedral de Beautyfulville, así que, de manera obligada, llegué a casa a desempolvar mi trajecito azul marino con botones dorados, uno que compré en la Wal Mart de Mexicali hace años. El saco me tenía reservada una agradable sorpresa: se ha liberado de los botones de la manga derecha. La verdad, se ve simpático. Otro detalle, casi no me cierra, pero bueno, para qué queremos cerrarlo con tanto calor. (En la bolsita interior traía unos Hall's con una envoltura que ya fue descontinuada). Pese a todo, esta en buenas condiciones (yo digo).

En realidad nada de esto significa problema mayor que el necesario proceso de confesión y arrepentimiento al que debemos someternos los padrinos en este trance. La socia es, digamos, más ordenada, yo confieso que hace mucho que no me confieso, y la verdad tengo un arraigado temor de que me vaya a tocar un Padrecito Amaro u otro sacerdote como aquel célebre de Chihuahua al que le gustaba filmarse mientras practicaba con su secretaria algunos movimientos rítmicos que no son precisamente de baile. Comoquiera estoy preparado incluso para una imprevista excomunión si bien guardo la esperanza de que mis pecados capitales (de obra) caigan en oídos indulgentes; en los de pensamiento yo mismo adelanto que no creo merecer perdón porque le he deseado cosas terribles a cierta gente que no viene al caso nombrar; respecto a los pecados de omisión (siempre los imagino como cuando te sorprenden en off side), mejor los omito pues tienen mucho de apreciación subjetiva.

Eso no es todo. También vamos a cantar la misa. Por ciento, se le plantó a la novia que el repertorio litúrgico incluya Regina Coeli, que no es precisamente enchílame otra.

Y nada de esto sería problema de no ser porque estamos en plena quincena y, ustedes saben, los comerciantes que vendemos en abonos andamos en estos días con un instinto como el de los animalitos de Amores Perros (los de cuatro patas).

Espero que quede algo de mí para el sábado, tengo juego a las 5:00 en una cancha que no le envidia nada al Old Trafford (¿así se escribe?). Luego les cuento.

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