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CINE Y LITERATURA
Uno de los golpes bajos que el cine le ha propinado a la literatura es el hacer creer a muchos que desde la comodidad de la butaca van a conocer las obras de los escritores sin tener que pasar por la agonía de leer sus obras (agonía o deleite, según sea el caso de la obra o de quien lee). De hecho, esa extendida creencia generalmente induce a una falacia. El cine, acaso, ha dado a conocer a muchos escritores que permanecerían atados a los estantes de las librerías o las bibliotecas, incluyendo a algunos de los llamados clásicos, que difícilmente habrían llegado a ser tan populares por sus propios méritos ( -paréntesis para que uds. mismos pongan sus ejemplos).
Podríamos decir que el cine es el género artístico del siglo XX por excelencia, modalidad que subsume a todos: Literatura, pintura, danza, fotografía, teatro y música. Es decir, letras, visión-video, movimiento, paisaje, actuación y sonido. Resumen y síntesis de las artes del pasado. Incluye también nuevos recursos visuales y sónicos: Efectos especiales, esa nueva modalidad de imaginación y posibilidad imagógica.
No es de extrañar, pues, la preponderancia del cine como un fenómeno de consumo masivo con voz propia. Frente a éste, la literatura pierde terreno en su exigencia, se consolida como alimento de élites, de grupos cerrados y de iniciados. A diferencia del cine, que absorbe rápidamente las innovaciones tecnológicas para sus propios fines, la literatura se agota en su forma, en su contenido y en sus géneros. Quienes cuestionan la irrupción del blog y otras formas de expresión textual electrónicas como instrumentos literarios genuinos, se aferran nostálgicamente a modelos que la realidad se encarga de poner en entredicho.
Por eso es necesario revalorar el papel de las vanguardias literarias. Las del siglo XX ya han demostrado su limitación.
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