EL FRIO NO LLEGA
Es Hermosillo, el frío no llega, es más hizo calor ayer y hoy. Ahorita a estas horas ando en camiseta y eso que salí a quitarle el coil a la van. Saqué unos suéteres que no me he podido poner y ahí están llenándose de polvo, materia que sobra en esta ciudad, peor en invierno. Me estoy acabando un chorrito del cabernet de Domecq que trajo el Tito el día primero. Ese día ni lo abrimos, pura cheve y pavo. La buena noticia: el pavo relleno con jugo de mango y vino del rhin salió honestamente muy bueno. La mala noticia: es día 10 y seguimos comiendo del mismo pavo, el congelador está hasta la madre. Ya extraño los hot dogs y la sopa de pasta.
El pavo estaba grande (parecía avestruz el cabrón), me lo regaló la familia de mi socia y ahí vengo cargando con él el día 30, todavía llegó congelado. Allá en Yuma dejamos un pedazo del espíritu navideño (el espíritu navideño no es más que un gastadero de la jodida y una declaración de guerra contra las coronarias) porque mi suegro ya cumple 20 días hospitalizado; el jurado médico lo encontró culpable de tener 87 años y están haciendo esfuerzos por salvarle la pierna derecha pues la tiene ulcerada y no cicatriza. ¿A ustedes que les importa?, (pues mucho, responde la trabajadora social del sanatorio regional que habla el español peor que si hubiera nacido, crecido, reproducido y muerto en el DF), porque ya llegarán a esa edad y van a ver. Bueno, de todos modos metimos unos tamales de contrabando para que el viejo no se le vaya a ocurrir marcharse con el antojo y luego ande jalando piés a medianoche. En fin. La bronca es que cada que suena el teléfono, mi socia pela los ojos como esperando que le hablen para decirle que Bruce Willis no pudo destruir el cometa.
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