sábado, enero 11, 2003

MACHO PROFUNDO

Me aventé ya la mitad de Macho Profundo de César López Cuadras (ediciones Arlequín, colección El gran padrote -basta-, noviembre 2001) y ya me está enfadando, pero a lo mejor es lo que busca el autor, enfadarte con el tema del machismo y el feminismo. Mira, si no la has leído, es como un manual de cómo fornica sin coger un macho mexicano promedio. El verbo coloquial se oye excesivo en boca de un maestro universitario de provincia que habla de Zitarrosa, de Kundera y de Freud como si nunca hubiera visitado Guadalajara. La gloria del puerto conquistado aunque sea sólo para la fotografía justifica los meses de angustia y contención seminal. Forzadón el personaje-relator que cuenta una historia que parece serie de televisión XXX en una sola peda. El chat erótico rebasa con mucho a López Cuadras, aunque no hay que desestimar los motivos cómicos que rompen la solemnidad del tema (¿por qué "solemnidad"?, pregunta mi otro yo, a lo que respondo: tú cállate pendejo).
Bueno, luego les cuento el final y, aunque no les interese, tendré que decir algo sobre César, porque "al César lo que es del César". "Cállate huevon", dice el otro, como respondiendo al "cállate pendejo". Oye, este cabernet sauvignon está bueno. Es que es del Valle de Calafia. (Si animal, pero la fórmula es de los Bibayoff). Si el vino no es de fórmulas. (Cómo no, pregúntale a cualquier cabrón de Ensenada).



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