jueves, marzo 27, 2003


LA JUBILACION DEL SUEÑO AMERICANO

Alexander Payne encontró una forma exquisita de herir un nervio sensible del corazón estadounidense. Sin aspavientos, mostró con un lente novedoso el fantasmal american-way-of-life desmoronándose en una espiral existencial. El mítico sueño utilitario del ciudadano común levanta, luego de décadas de vida ejemplar, la sutil costra que oculta la profunda herida moral. El largo recorrido de una vida de servicio enfrenta de pronto al monstruo jubilatorio sin más protección que los usos y costumbres aprendidos por la complaciente generación de la posguerra.

Una ética de cartón y una soterrada vida familiar comparten su existencia con los convencionalismos fugaces de una vida que marcha de prisa al compás del reloj del pragmatismo. Al final, humo.

La búsqueda del significado en el ocaso de la vida encuentra en el filantropismo ficticio una ingenua vía de escape. La cultura americana ha muerto, el imperio busca desesperado aferrarse al predominio luego de haber castrado el espíritu de sus ciudadanos.

Magnifícas interpretaciones de Jack Nicholson y Cathy Bates. Las confesiones de Schmidt, un asomo ingenioso al barril de la descomposición.

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