domingo, abril 20, 2003


PINTURA, VANGUARDIAS Y EXPERIMENTALISMO

En materia de pintura voy a contracorriente. No me simpatiza en absoluto el gusto ingenuo que dicta que “Picasso fue un chingón”. Es más, difiero de quien mantiene esa opinión tan ligera como popularizada.

Es correcto afirmar que el término experimental, como dice Heriberto Y., obedece a un principio, a un método o forma de abordar la obra artística, con el fin de “superar” las formas preestablecidas, aunque generaliza hasta el absoluto cuando afirma "la muerte de las formas".

Por ejemplo, el dominio de perspectiva, de sus leyes y aplicaciones a lo largo del renacimiento, refleja el intento de una serie de pintores por superar las formas anteriores (la superposición intuitiva de diferentes planos, la perspectiva ingenua y la perpectiva plana, que se ensayan a partir del medioevo). La perspectiva esférica, desarrollada teóricamente por Leonardo y algunos geómetras amigos suyos, significaba un experimento exitoso respecto de sus predecesores. La virgen de las Rocas de Leonardo, una de mis pinturas favoritas, es un claro ejemplo de este argumento. (-Humphrey, ¿a quién le importa todo este rollo?- "No faltará algún despistado, déjame seguir").

El “avance” de aquel experimento se basaba en dominar el rasgo geométrico que permite transportar al plano (el cuadro pues, de dos dimensiones), la forma en que “ve” el ojo humano la realidad física (tres dimensiones), y abrió una novedosa ruta de exploración para los pintores subsecuentes.

Rembrandt y otros pintores de la llamada “escuela flamenca” (países bajos) abordaron el problema de bregar con una "nueva" dimensión. Mediante sus autorretratos, Rembrandt incursiona en el dominio de la expresión humana, entendida como espejo de lo que ocurre en “el alma”, en la capacidad cognoscitiva individual. El resultado de ese experimento, apoyado en el desarrollo del claroscuro, da como resultado un nuevo avance en la exploración artística.

Las vanguardias, comenzando por los impresionistas franceses experimentan con nuevas técnicas (trazo suelto, planos encimados, puntillismo, cromatismo) mediante las que pretenden encontrar nuevas ópticas de la visión humana. Postimpresionismo, fauvismo, expresionismo, cubismo y surrealismo, son experimentos posteriores que buscan nuevas formas de expresión artística. Aquí hay que notar que muchas de estas “expresiones” fueron un visible retroceso desde el punto de vista técnico a formas previamente “superadas” de las artes plásticas.

Existe una anécdota curiosa.

En 1908, con motivo del cumpleaños del viejo pintor francés Vouanier Rouseau, Picasso y sus amigos le ofrecieron un banquete. Ahí estaba también Gertrude Stein. Rouseau se la pasó dormido casi todo el tiempo, pero a la hora de los brindis se volvió hacia Picasso, le agradeció cortésmente y dijo: “Tú eres el maestro del estilo egipcio; yo soy el maestro del estilo moderno”.

Vouanier Rouseau, pintor que afinó su oficio copiando las obras de los maestros renacentistas del Museo de Louvre, puso el dedo en la llaga con un estilo bastante franco.

Rouseau dio en el clavo. Con sencillez contundente expresó en una frase, breve pero exacta, la monumentalidad, la fuerza y el vigor del arte renacentista –en todo caso la verdadera modernidad, si atendemos a los revolucionarios descubrimientos en el dominio de la perspectiva y la concepción artística- comparados con el esoterismo y sectarismo del Picasso experimentalista– esencia del estilo egipcio. La afirmación de Rouseau no era broma; Picasso estaba metido en copiar imágenes “religiosas” egipcias en el Louvre y era asiduo concurrente del salón de Gertrude Stein (quien por cierto profesaba en su época una forma actualizada del culto de Isis), por donde tenían que pasar las "jóvenes promesas" artísticas si deseaban reconocimiento en las vitrinas del París de esa época.
(-H.B., ¿entonces en qué quedamos?, tú una vez dijiste que Picasso era un chingón-. "Sí, me refería a su época juvenil, antes de que se fuera a Barcelona").

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